Desafíos de la nueva realidad empresarial
El año pasado fue de crecimiento económico y generación de empleo. Hasta hace poco las perspectivas para el 2020 eran de consolidación de beneficios empresariales y continuista en términos de crecimiento.
A comienzos del mes de marzo todo las previsiones cambiaron súbitamente, el Coronavirus llegaba a Europa. Los acontecimientos son conocidos por todos, se activa el estado de alarma en España y muchos otros países lo que deriva en una paralización casi absoluta de la actividad económica y una restricción de la movilidad.
Ante la caída de la demanda, las empresas se vieron obligadas a paralizar la producción, despedir empleados y a adaptar sus costes a una situación incierta de ingresos mínimos.
Los Gobiernos y los Bancos Centrales reaccionaron rápidamente con propuestas de estímulos monetarios y fiscales, facilitando el acceso al crédito y la liquidez.
Hoy nos enfrentamos a la fase de reapertura de la actividad y a los cambios socio-económicos que han surgido como consecuencia de las medidas de contención de la pandemia. Nos encontramos una nueva realidad de los mercados tras la destrucción de parte del tejido productivo (oferta) y una reducción de la renta disponible (demanda); lo que resultará en un entorno distinto: más digital, menos global y más endeudado.
Las últimas previsiones de Funcas para España apuntan a una caída del PIB del -7% para este año. Será seguido de un fuerte rebote económico en 2021; sin embargo, no se recuperará todo lo perdido como consecuencia de la crisis, denominada como el Gran Confinamiento por el FMI.
Otro de los elementos clave a los que se enfrenta la economía española es la tasa de desempleo que puede superar el 20% a final de 2020 y más del 22% si se tienen en cuenta los ERTEs.
Afrontaremos nuevos escenarios que se presentan como un folio en blanco. Está en manos de los empresarios el salir reforzados de esta situación, enfocando la misma como una oportunidad y no como una debilidad. Debemos ser resilientes, tener perspectiva de futuro y abordar las medidas necesarias para la supervivencia de manera ágil.
Las buenas compañías ya están adoptando medidas para salir reforzadas de esta crisis, como por ejemplo:
- Profesionalización de la compañía; es una gran oportunidad para reforzar el capital humano contratando a personal competente.
- Desinversión; venta de activos non-core que permitan a la compañía centrar sus recursos en la actividad principal y generar liquidez.
- Socios estratégicos; incorporar nuevos socios que refuercen el Balance y que aporten valor a la gestión.
- Crecimiento inorgánico; consolidar el posicionamiento en el sector aprovechando la oportunidad de adquisiciones a valoraciones más ajustadas.
- Digitalización; se acelera la transformación digital de la compañía.
- Crecimiento geográfico; búsqueda de demanda en zonas geográficas de mayor crecimiento como puede ser Asia. Por ejemplo, China e India van a ser la excepción y no van entrar en recesión en 2020.
Para resumir, desde Vinca Capital pensamos que hay que diferenciar claramente las medidas que debimos tomar en el momento del estallido de la crisis de las que debemos tomar ahora en la fase postcrisis. En la etapa de crisis experimentamos un shock inicial en el que primaba la urgencia en la toma de decisiones y las medidas para preservar la liquidez de la que dependía la supervivencia de nuestro negocio.
Entramos ahora en la fase postcrisis, donde nuestros movimientos tácticos y estratégicos nos deben de dar una proyección de la que podemos salir reforzados.